El velo de la ilusión se poso ante mis ojos. Con el puesto
todo parecía por fin haberse estabilizado, parecía que los problemas empezaban
a disiparse, el presente parecía esperanzador y el futuro pintaba totalmente de
azul el cielo. Pero tras el día, llega la noche con su cielo encapotado, y acostada junto a mí, en mi almohada llega la
cruda realidad. El velo se cae sobre el frió suelo de mi cuarto y es entonces cuando me doy cuenta que las
cosas cambian de un día para el otro, y
que lo que pensabas ayer puede discrepar totalmente de lo que hoy corre por tu
mente. He chocado tantas veces contra la pared que ya casi ni duele. Hoy no es
ayer, pero hoy va a ser un gran día, como todos, de una manera u otra. Sonrisa
en el rostro junto al primer café de la mañana para acarrear todo lo que el día
pueda traer consigo. Porque no importa cuántas veces me equivoque, o cuantas
veces choque contra la pared, porque aprenderé de ello y seguiré para delante
me iré haciendo fuerte tratando de encontrar siempre mi camino. Seré yo misma,sin adornos, sin falsas sonrisas ni falsas palabras,solo yo. Y libre cruzaré el abismo.
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